CICUTA COLUMNA POLITICA JAIME FLORES

Por Jaime Flores Martínez
Braguetazo
TIJUANA B.C.-Muchísimo cuidado debe tener Carlos Bustamante Anchondo, ante el activismo del ex presidente de Canaco Octavio Corona Flores, un personaje que ya presume “tener en la bolsa” el nombramiento de Secretario de Desarrollo Económico en el próximo gobierno municipal.
Don Carlos Bustamante debe saber que Octavio Corona enfrenta sendas demandas por despojar de sus bienes a los familiares de su esposa. En otras palabras Corona es acusado ante las autoridades civiles y penales por quedarse ilegalmente con empresas que pertenecieron a su suegro José Martin Salazar (qpd).
Las empresas en cuestión, tienen un valor estimado en los tres millones de dólares y Octavio Corona se ha valido de argucias para que la autoridad le de largas al asunto. En una trama que fácilmente podría ventilarse en el programa de “la señorita Laura”, Octavio Corona cumple a la perfección el papel de victimario pues se aprovecho de la muerte de sus suegro y su cuñado para quedarse con todo.
Más llama la atención que desde junio del año 2007, las autoridades de la Procuraduría General de Justicia del Estado mantienen archivada la denuncia penal número 566807/211 presentada por María Antonieta Araiza Salazar, hija de su suegro fallecido.
Por razones que para los afectados resultan muy sospechosas, los últimos cuatro agentes del Ministerio Publico que han pasado por la Unidad Orgánica Especializada en Delitos Patrimoniales, han rezagado el expediente que acusa a Corona Flores de falsificar documentos y firmas para quedarse con bienes ajenos.
Copias del peritaje realizado para determinar la autenticidad de las firmas de los familiares, revelan que “alguien” falsifico las firmas estampadas en esos documentos: “las firmas de los actores no corresponden al origen grafico de las firmas que aparecen..” concluyen los expertos en grafología.
En su actitud malévola, el sedicente empresario decidió contraatacar a sus víctimas al presentarles una denuncia penal ante la Procuraduría General de la República (PGR) por “administración fraudulenta”, aunque lo infundado de su demanda fue de inmediato desechada por la autoridad federal. Más tarde Corona volvió a la carga al acusar de robo a sus víctimas e incluso del denuncio por supuesta evasión fiscal. ¿Cómo acusarlos de evadir al fisco si las empresas son manejadas por él?
Corona decidió apoderarse de las empresas que dejo su suegro a mediados del 2004, justo fallecer su cuñado, que en este caso era el hijo mayor de su suegro. Al morir súbitamente en un accidente automovilístico este hombre no le dio tiempo de poner en orden su herencia y esa coyuntura fue aprovechada por Octavio Corona. De esta manera tuvo la oportunidad de consumar el braguetazo.
En el enredado pleito legal, los familiares del extinto José Martin Salazar aseguran que Corona los amenaza con echar mano de sus influencias para perjudicarlos hasta dejarlos en la calle.
Con base en sus actitudes abusivas, el alcalde electo de Tijuana Carlos Bustamante Anchondo debe cuidarse de personas que si empacho se aprovechan de las circunstancias para quedarse con bienes que no les corresponden sin reparar que se trata de personas que le rodean. ¿Si esto sucede con sus familiares, que puede esperarse si en verdad se convierte en servidor público?
Octavio Corona Flores ya despacho como secretario de Desarrollo Económico durante la administración del priista Jorge Hank Rhon, aunque parece que no le resulto suficiente. Corona pregona que ocupara de nuevo ese cargo en el próximo gobierno municipal para después dejar a la familia de su suegro totalmente en el desamparo y hasta en la cárcel. Vaya tipo.
Malagradecido
Cuanta ingratitud se advierte del actual secretario de Seguridad Pública Municipal de Tijuana Julián Leyzaola Pérez, respecto a la detención el jueves del comandante de la corporación Ernesto Silva Frausto. Este hombre fue detenido junto con otros 61 policías por sus presuntos vínculos con la delincuencia organizada.
El lunes 8 de febrero, fueron detenidos dos militares retirados que se desempeñaban como jefe y subjefe de la Policía de la Mesa, Francisco Ortega Zamora y Juan Carlos Cruz Espinoza. Horas después Leyzaola “saco la cara” por los militares a quienes generosamente entrego el “beneficio de la duda”.
Caso contrario sucedió el jueves pasado con el arresto de Ernesto Silva, quien siempre idolatro a Leyzaola. Su compromiso hacia él fue siempre irrestricto. Su admiración era absoluta. Su lealtad incuestionable, aunque a Leyzaola, eso –por lo visto-- le importo poco. Ni siquiera le entrego ese “beneficio de la duda”. Solo dijo ayer “que entregaría a cualquiera”. Los generosos lo llaman ingrato. Sus detractores lo insultan.
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