Asunto de seguridad pública, la explotación de los niños de y en la calle: Regidor Parra

.- Lo están revisando la PDH, el DIF municipal y la Comisión de Seguridad Pública que preside en el cabildo del 20 Ayuntamiento de Tijuaa

TIJUANA, B. C.- La explotación de indigentes, pero en particular de los niños de y en la calle, es un asunto de seguridad pública en el que tienen responsabilidad autoridades y sociedad, por lo cual está siendo revisado cuidadosamente para poner remedio a esta situación, dijo el regidor Enrique Parra Romero, presidente de la Comisión de Seguridad Pública en el cabildo del 20 Ayuntamiento.

Es una situación que ha sido mencionada principalmente por la Procuraduría de Derechos Humanos, preocupada por los grupos vulnerables de niños de y en la calle, así como personas con discapacidad o de adicciones, lo que es una responsabilidad de todos, sociedad y gobierno, obviamente si en este caso particular el DIF asume ese compromiso, es muy loable que lo haga, porque no es fácil enfrentar una circunstancia de esta naturaleza.

Desgraciadamente se ha detectado que el niño que pide, no nada más lo hace por necesidad alimentaria, si no porque es obligado por adultos, es víctima de explotación, lo que conlleva una responsabilidad también el adulto que lo haga porque está explotando al menor en circunstancias muy complicadas. Creemos entonces que es un tema muy delicado pero, a la vez, se tendrá que revisar a fondo. En principio lo que está el DIF es detectar y enseguida se tendrá que buscar el procedimiento de cómo apoyar a estos grupos marginados.

No resulta fácil hacerlo porque, de pronto, cuando se dan cuenta que los niños pueden ser retirados de la calle o ser llevados al DIF, sus padres o tutores los retiran de las vialidades y los ocultan para no ser sancionados.

Es una situación muy delicada que se está revisando con cuidado y es de preocupación de todos, tanto de las autoridades municipales como de la propia PDH, mas que nada para determinar que quien ande pidiendo la caridad pública, ya sea adulto o niño, estar seguros de que lo hace por una necesidad para subsistir, pero no en afán de lucro o explotación de terceros, sobre todo de menores, que entonces pasa a ser un asunto de seguridad pública.