Por Jaime Flores Martínez
Chillido
TIJUANA B.C.-Indignadísimo por lo publicado el viernes 8 de julio, el secretario de la Juventud del Gobierno Municipal Juan Carlos Chaidez hizo --una vez más-- gala de su prepotencia. ¡Que no pueden controlar a ese tal Cicuta..! chilló en los pasillos de la Dirección de Comunicación Social del Ayuntamiento.
Con la sangre trepada hasta el cerebro, el señor Chaidez encontró a su culpable en la figura de un jovencito que semanas atrás había despedido. Para tan berrinchudo funcionario, el mencionado joven fue la persona que filtro al escribiente el contenido de aquel texto donde se subrayo su intervención en la reapertura de un taller de carrocería y pintura que fue clausurado por la Dirección de Ecología.
La manera de exigir la reapertura de un foco de infección disfrazado de taller mecánico, provoco que propios y extraños arquearan las cejas en señal de sorpresa. ¿Cuál era el interés de Chaidez para mantener abierto un negocio que funcionaba por encima de la ley? ¿Por qué el señor Chaidez abandono su responsabilidad para exigir la reapertura de un foco de contaminación?
El asunto es que la presión de Chaidez arrojo buenos resultados y el señor Juan Rayas Avila, propietario del taller Formula 7, se pitorreo de las autoridades. Don Juan estaba tan crecido que se atrevió a mandar un mensaje para que Cicuta se acercara a recibir 300 pesotes.
Juan Carlos Chaidez debió mostrarse satisfecho porque sus esfuerzos habían rendido frutos. ¿Cómo le quedaría el ojo a la perrada al saber que logro retirar los sellos de clausura a un taller que incumplía con los mínimos requisitos para operar? ¿Les quedo claro que es un funcionario influyente?
El joven Chaidez no midió que dos semanas después, la Dirección de Inspección y Verificación del Gobierno Municipal colocaría los sellos de clausura definitivos a un negocio que estaba al servicio del Ayuntamiento. En ese taller se reparaban patrullas y vehículos que conducen algunos funcionarios públicos.
Apenas el pasado martes, inspectores del Ayuntamiento se presentaron al terreno que ocupaba el Taller Formula 7 para realizar una inspección de los vehículos que dejo don Juan Rayas Ávila, aunque “alguien” le avisó a Chaidez que empleados del Gobierno Municipal recorrían la propiedad ubicada en la calle octava de la zona centro de Tijuana. El señor Rayas debía un dineral de renta, nunca pago el agua, no tenía permiso de operación, carecía de visto bueno de ecología, vaya, ni siquiera pago el agua.
Personal de la Secretaria de la Juventud se apersono en el lugar para “reclamar” tres cascajos que hace muchos años fueron automóviles. Ninguno de los tres yonques tenia motor. ¿Qué hacen tres vehículos del gobierno (que no tienen motor) en un taller dedicado a la reparación de carrocerías? El señor Chaidez, furibundo, tendrá un proyecto de explicación.
Insolencias
El desconcierto se apoderó de muchos ciudadanos que –azorados—observaron la regañiza que propino el general Alfonso Duarte Múgica al secretario general del gobierno de Baja California Cuauhtémoc Cardona Benavides. Frente al gobernador Osuna, el militar Duarte lleno de adjetivos a Cardona, entre ellos le llamo borracho.
Calificado como un personaje impecable, el general Duarte recibió aplausos por tan gallarda postura y su valentía al darle su merecido a Cuauhtémoc Cardona frente al gobernador José Guadalupe Osuna Millán. Y es que el secretario general de gobierno había llegado tarde a un festejo organizado por la milicia el pasado 13 de septiembre, en la conmemoración de la gesta heroica de los niños héroes. En representación del gobernador Osuna, el señor Cuauhtémoc Cardona llego al evento con algunas copas entre pecho y espalda. Cualquiera entendería que este detalle molestó al general Duarte.
El caso es que la mayoría de los ciudadanos respaldan la postura del general Duarte al llamarlo con el dedo índice y ponerlo como “palo de gallinero” frente al gobernador José Guadalupe Osuna Millán. Y aunque muchos ciudadanos y políticos simpaticen con la postura del general Duarte, alguien debe decir que --para unos cuantos—el jefe militar se excedió.
Si bien Cardona se merecía los calificativos que recibió, también es cierto que el general no tenia porque hacerlo en un evento público, mucho menos enfrente del gobernador y captado por una cámara de video. Es entendible que los militares están sometidos a disciplinas extremas y por ello no toleran este tipo de ex -abruptos. Sin embargo, con la adrenalina encima, el general Duarte pasó por alto que no estaba en un recinto militar y quienes estaban enfrente eran civiles. Dicen bien que “la forma es fondo”.
Mentirosillos
Para comodidad del secretario de Educación en Baja California Javier Santillán Pérez, en breve lapso Cicuta revelará nombres de personas que encabezan distintas inspecciones escolares que cobran una cuota fija a los planteles escolares privados. Estos personajes exigen el pago de hasta 5 mil pesos a cambio de agilizar los trámites que requieren las escuelas privadas.
El argumento es que –con ese dinero—se agiliza la entrega de lascopias fotostáticas que necesitan y apoyan en el pago de artículos para limpieza y los honorarios del personal que realiza el aseo. Hace un par de semanas, Cicuta revelo el apellido de una inspectora escolar que se llevo hasta las sillas de su oficina al ser dada de baja. Ese mobiliario lo pagaron las escuelas privadas, no la Secretaria de Educación. Por eso se llevo todo. Y aunque el secretario Santillana, funcionario “ocupadísimo” dice que existe un presupuesto destinado a esos menesteres, algunas inspecciones afirman que eso no es cierto. Así pues, alguien miente. Si son los inspectores, sus nombres serán revelados, si acaso es el secretario de educación, entonces que la inspectoras deberán denunciarlo.
Comentarios: cicuta45@gmail.com
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