Gobierno Municipal en Tijuana, ciego ante abusos policiacos.
• Sindicatura no hace justicia a los ciudadanos agredidos
TIJUANA B.C.-Carlos Eduardo Verdugo Aviña, tenía una pequeña granja cercana al Arroyo Alamar con un toro, una vaca y un chivo; el susodicho fue víctima de robo por parte de elementos de la Policía Municipal de Tijuana; los hechos ocurrieron cuando los animalitos, debido a un accidente, se salieron de su corral, caminaron apenas unos cuantos metros y fueron “interceptados” por policías municipales quienes al parecer, los confundieron con carros sin placas, pues los trasladaron a un corralón de la zona; vecinos avisaron a Carlos y su esposa, quienes después de obtener la información sobre donde estaban sus animalitos, fueron a reclamarlos; de eso ya cerca de tres años, y hasta ahora, aunque se ha cumplido con los tramites de denuncia, ni Sindicatura, ni el Gobierno Municipal, han devuelto a los animales ni han pagado por lo desaparecido.
El caso tomó un giro, cuando la pareja se unió al Movimiento Antorchista y le dijo de lo ocurrido a la dirigencia estatal de Baja California, la cual expuso el caso en una reunión de trabajo con el equipo designado por el Secretario del Ayuntamiento, Obed Silva, para tratar los asuntos de antorcha; desde el principio se les hizo notar que la denuncia había sido planteada en tiempo y forma, además de que los requisitos hechos por sindicatura habían también sido entregados, una prueba de compra de los animales, estimación de costo e inclusive fotos de los animales en el corralón, así como de los policías exhibiéndose como ganaderos con placa. En dicha reunión, se volvieron a pedir los mismos documentos (que fueron entregados en el acto), para proceder y solucionar el problema; hasta ahora, nada.
En otro caso, Viviano Zavala Salazar, se trasladaba en carro a su casa después de una jornada de trabajo, eran cerca de las cinco de la mañana, estaba casi en la entrada de la colonia donde habita, La joya, cuando una camioneta se le atravesó para impedirle el acceso; la camioneta, pudo distinguir después, pertenecía a la flota de la Policía Municipal de Playas de Tijuana, dos agentes se bajaron y sin decir agua va, lo sacaron de su vehículo; se le sometió a golpes.
Viviano fue despojado de 5 mil pesos, cincuenta dólares y documentos personales; golpeado, confuso y asustado, logró levantarse y empezó a correr hacia su casa, los agentes sintieron que les llevaba ya mucha ventaja, se treparon a la unidad y lo persiguieron hasta que casi lo atropellan; Viviano estaba una vez más en el piso, pero ahora al pie de la entrada de la colonia; apenas comenzaba su madrugada de terror.
Viviano Zavala, de casi cincuenta años de edad, que ejerce el oficio de mesero en restaurantes de Tijuana desde hace años, sintió varios puntapiés, uno de sus atacantes le puso la bota en la cara y le preguntó si “se sentía muy vivo”, al tiempo que agarraba la pistola de servicio con una de sus manos, fue en ese momento cuando a Viviano le recorrió un frío en el cuerpo que lo impulsó a gritar por ayuda, “auxilio, me pegan” gritó con todas sus fuerzas, los vecinos cercanos a la entrada de La joya, que se alistaban para comenzar su día de trabajo, salieron a ver lo que ocurría.
La esposa de Viviano, integrante del pleno del Movimiento Antorchista, organización que representa a la colonia, es conocida y respetada por los vecinos, por ello reconocieron la voz de su esposo.
Los policías, al percatarse de que ya algunos vecinos les estaban mirando por entre la neblina que envuelve a la cuidad en tiempos de primavera, y la aurora que anunciaba una mañana de sol, recogieron al “detenido” y lo “treparon” a la unidad. Uno de los policías tomó el vehículo particular, y siguió a su “pareja”. Los vecinos que llegaban corriendo para ver lo que ocurría más de cerca, vieron a la patrulla alejarse a toda velocidad con su compañero detrás.
Adriana Zavala, esposa de Viviano, se enteró de los hechos unas horas más tarde, cuando se sabía, que en efecto, era su esposo quien gritó por ayuda. Con siete meses de embarazo y la obligación de llevar a un hijo de 8 años a la escuela, esperaba el carro para dicha actividad.
Al saber de lo ocurrido, se tomó toda la mañana, en compañía del activista antorchista encargado de la colonia, para buscar a su marido, fueron primero a la delegación Playas de Tijuana, donde les negaron que hubiese algún detenido con el nombre de su esposo, mucho menos alguien golpeado. PGR, PEP, fueron visitados, pero nada se encontró.
Fue entonces que volvieron a regresar donde iniciaron la búsqueda, a la delegación municipal. Una vez más volvieron a preguntar, y en esta ocasión si les dieron razón del desaparecido, quien no fue liberado hasta que se pagó una multa. Una vez fuera, Viviano dio a conocer lo ocurrido. Empezaron a realizar las denuncias a Sindicatura, Derechos Humanos y demás. El carro se les fue negado, al parecer, había desaparecido.
Ahora, después de casi dos meses de espera y papeleo, el Gobierno Municipal no actúa para aplicar justicia, a pesar de que se cuenta con los nombres, números de placa y testigos dispuestos a declarar sobre los hechos de aquella madrugada. Encima de ello, piden que para liberar el carro, sea pagada una multa de ocho mil pesos; Adriana, con casi nueve meses de embarazo, vive a una hora del hospital en carro, como a tres en transporte público, eso, parece no preocuparles a las autoridades.
Estos son tan sólo dos casos que ilustra la impunidad con que actúa la Policía Municipal en Tijuana, que no pueden ser considerados como “aislados”, pues una ola de abusos se ha esparcido en la ciudad fronteriza afectando a los habitantes; es comentado entre ellos el miedo e inseguridad que sienten al ver una patrulla pasar, pues saben que pueden ser despojados de su dinero, y aparte, “en-tambado” por una noche, además, entre la población migrante, se les teme, pues se sabe que son ellos quienes queman sus improvisados alberges y los persiguen para ahuyentarlos de la zona centro, que les da una mejor posición para intentar el cruce, como se puede ver en el siguiente documental: http://youtu.be/DWjsCts1Jpg.
Tal parece que hay un terror en Tijuana, y viaja en patrullas policiacas.
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