Gringo
TIJUANA B.C.-Enfurecido porque su indígena concubina le salió respondona, el octogenario gringo decidió demandarla para dejarla en la calle. El gabacho viejito le reclama el pago de varios "pagarés" que le firmó con engaños. Esas letras de cambio representan un monto superior a los 60 mil dólares.
La historia inicia en 1989 en Guanajuato, donde la joven oaxaqueña Amelia Reyes Álvarez aceptó el concubinato con el norteamericano Eugene Wsewolod Lopatysky, quien le aventaja 31 años. Dedicado a predicar la palabra de Dios por el mundo, este gringo le aclaró que su intención era tener hijos para poder vivir en suelo mexicano. Al siguiente año viajaron a Tijuana donde rentaron un departamento.
Mientras doña Amelia elaboraba burritos para sobrevivir, su concubino venía a Tijuana cada 3 meses pues su labor en California era francamente absorbente. Mister Lopatysky sometía y torturaba en extremo a su amasia y sus pequeños hijos. El gringo les prohibía ver TV, hojear revistas y tener amistades. En sus esporádicas visitas Amelia y sus hijos eran sometidos a largas horas en la lectura de la Biblia. La humillación era la constante sobre todo “sobre la India pata rajada que no sabía leer ni escribir”.
La tortura psicológica alcanzaba a los muchachos, en especial sobre su hija de piel morena y sobre el muchacho mayor que no era su hijo. En el 2002 compraron un terreno en abonos donde doña Amelia y sus hijos pegaron bloques y colocaron tubería. Obvio que la propiedad quedó a nombre de la señora, pues la ley no permite que los extranjeros sean propietarios de bienes ubicados en una franja de 50 kilómetros de la costa y 100 de la frontera. Tijuana es el caso.
El 15 de junio de ese año, el señor Lopatysky llevó a sus hijos a Estados Unidos y tres días después regresó sin ellos. El hombre amenazó a la mujer con quitárselos, porque en su ausencia les permitió ir a la iglesia, al cine e incluso tener amigos. La indígena dama había quebrado la disciplina y merecía castigo.
A cambio de regresárselos tendría que firmarle unos papeles y debía acompañarlo a unas oficinas donde firmaría otros tantos. La mujer firmó ansiosa varios documentos en blanco, además de un poder amplio para que Lopatysky dispusiera de su propiedad. Ocho años de tortura psicológica acompañó al desarrollo de los muchachos, hasta que se rebelaron.
Doña Amelia rechazó intermitentemente los encuentros íntimos, hasta el punto que el gringo atentó contra su propia hija. Amelia lanzó a la calle al abusivo sujeto y alguien le recomendó acudir a la oficina que en realidad era una notaría. Amelia canceló el poder que firmó con engaños, aunque con ello desató su irá.
El gringo contrató al abogado tijuanense Óscar Iván Díaz Gómez, un profesionista que regala asesoría (a través de una estación de radio) a personas de escasos recursos y paradójicamente hoy representa a un extranjero acaudalado que busca dejar en la calle a su indígena concubina y a sus propios hijos.
Cicuta tiene una copia de la contestación a la demanda interpuesta por Lopatysky contra la señora Amelia Reyes, a quien le exige el pago de 60 mil dólares de un "préstamo" que le hizo en el año 95. El gringo intenta que la mujer le entregue la casa porque =obviamente= no tiene un sólo centavo.
La representante legal de doña Amelia advierte sobre un evidente fraude procesal, pues Lopatysky aprovechó la ignorancia de Amelia para obtener firmas en documentos en blanco. Más allá del abuso, la defensa de la mujer busca que la Juez Octavo de lo Civil, considere la posibilidad de ordenar la repartición equitativa de los bienes. Lopatysky tiene propiedades y suficientes recursos económicos para asegurar el futuro de sus hijos.
Con el ingrediente que Lopatysky es un pastor octogenario de origen estadounidense, estaríamos frente a una versión muy similar a la cinta mexicana setentera conocida como el Castillo de la Pureza.
Pirámides
Mientras a la Secretaria de Hacienda (SHCP), la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros (CONDUSEF), les vale verdura, un grupo de vivales engordan su bolsillo a costillas de ciudadanos hundidos en la desesperación por su jodidez extrema.
Resulta indignante que la autoridad financiera se cruza de brazos ante las operaciones ilícitas que realizan algunas empresas que se amparan en autorizaciones del propio gobierno federal. El miércoles pasado Cicuta reveló que una empresa denominada PROSEFI que opera en plena Zona del Río, se dedica a promover las llamadas pirámides multimodales, que no son otra cosa que un fraude descarado.
Estas personas reclutan incautos para convencerlos de conseguir a cinco personas que aporten 5 mil pesos cada uno. A esas 5 personas les piden otras 5 personas que a su vez buscan otros 5 incautos que entreguen esos mismos 5 mil. La empresa PROSEFI obtiene ganancias impresionantes mientras que las víctimas se quedan descobijadas.
Semanalmente esta empresa “capacita” a unas 150 personas. Entre 30 y 45 incautos reciben capacitación de 8 horas durante dos días. Después de esas charlas, salen motivadísimos y dispuestos a rascarle los bolsillos a sus familiares y amigos.
A los promotores de esas pirámides les vino guanga la publicación del pasado miércoles. Ellos presumen gozar del aval del gobierno mexicano, además de cacarearse como una Sociedad Financiera de Objeto Múltiple, conocida como SOFOM.
Cicuta.com.mx twitter: @cicutajaime
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