Mujeres y política Soledad Jarquin Edgar - TIJUANA NOTICIAS

lunes, 1 de febrero de 2010

Mujeres y política Soledad Jarquin Edgar


De pactos a pactos

Por Soledad JARQUIN EDGAR
OAXACA OAX.Es claro que existen reglas, en los principios están los fines o más
preciso sería aquella voz popular que reza que “aunque
sean del mismo barro no es lo mismo bacín que jarro”,
como dijo una vez un columnista cuando lo invitaron a
participar en la televisión local para dar su opinión
sobre algún tema, pero desistió pronto cuando se enteró
que entre los “notables opinadores” estaría Rito
Salinas, funcionario del gobierno estatal.
Lo mismo tendría
que pasar entre algunas mujeres, que en la búsqueda del
reconocimiento de sus derechos ciudadanos y de los cuales se
acuerdan por lo general sólo en tiempos electorales (o sea
cada seis años) cuando corren desesperadas tras el puesto
de elección popular para asegurar el pan nuestro de cada
día, el poder, la casa en una zona privilegiada, el colegio
de los niños, los autos y algo de glamur, como sucedió con
aquel pacto creado en 2003 con motivo de los 50 años del
voto de las mujeres. El espejismo de aquella ilusión se
convirtió pronto en lo que algunos “visionarios”
alcanzaron a llamar como la agencia de colocaciones. No era
para menos, parte de esas mujeres fueron regidoras, otras
diputadas y otras alcanzaron un puesto segundón en la
administración pública.
Es lamentable pero
así sucedieron las cosas, algunos ejemplos notables fueron
Rosario Villalobos que no fue diputada del PRD, en cambio se
adhirió a la campaña del entonces candidato del PRI,
Ulises Ruiz, que en pago a los servicios prestados la hizo
funcionaria en la administración pública; Perla Woolrich
> fue regidora del PAN en el gobierno de la capital oaxaqueña
y siguió escalando peldaños, hoy es diputada local, no
alcanzó las simpatías suficientes para ser diputada
federal por el mismo partido.
En el PRI, Edna
Liliana Sánchez Cortés se convirtió en diputada local y
pasó sobre otras priistas que volvieron a la banca de
espera. A Norma Reyes Terán el pacto le permitió
permanecer algunos años más frente al Instituto de la
Mujer Oaxaqueña. Después el pacto por la equidad se
guardó en el cajón del olvido tan pronto las
“convocantes” encontraron el espacio que buscaban o se
conformaron con el que les dieron.
No era para menos,
las mujeres como los hombres están formados en el mismo
espacio, aprenden de la misma manera, las mujeres no vienen
de Marte dicen las maestras de feminismo, para creer que por
el hecho de ser mujeres tendrían que hacer las cosas de
otra forma. Nunca será así, menos aún cuando los
principios por la igualdad y la justicia social para las
mujeres sean sólo parte de un discurso, demagogia pura que
nos lleva hoy a la situación de retroceso de los derechos
constitucionales de las mujeres o a mirar la violencia
contra las ellas como un asunto normal, tanto que muchas de
estas políticas la viven y permiten de manera cotidiana en
sus vidas laborales.
Con el tiempo
también se definieron las posiciones ideológicas y nadie
más consecuente con lo suyo que la diputada Perla Woolrich,
impulsora de lo que se conoce como la ley antiaborto y que
llevó a la reforma del Artículo 12 Constitucional, ley que secundaron empeñosamente las
legisladoras priistas, a quienes el camino les ha sido
facilitado al negarles el derecho básico de disentir y
actuaron bajo la costumbre de dar la espalda a la sociedad
con tal de no contradecir y sí obedecer.
Hoy nada es
extraño, cada quien se ha definido al paso del tiempo,
algunas cambiaron sus principios y sus ideologías, lo cual
es válido. El problema fundamental reside en que muchas de
estas mujeres siguen utilizando las luchas feministas o de
las mujeres para ganar espacios públicos y políticos,
además de seguir colgándose el milagrito de reivindicar a
las mujeres, cuando hace tiempo que perdieron ese horizonte
para buscar sus beneficios personales.
Por eso no es
insólito que en el mismo “pacto por ellas mismas”, se
puedan sentar a la mesa la panista Perla Woolrich y su ley
antiaborto como aporte; las despistadas priistas como
Carmela Ricárdez que busca ser la candidata priista para
gobernar la ciudad de Oaxaca, algunas perredistas que
navegan con bandera de sorprendidas y que la convocatoria
haya salido de la oficina de Rosario Villalobos, es decir
desde la Subsecretaria de Derechos Humano del poder
Ejecutivo. Usted saque sus conclusiones.
Y mientras estas
mujeres pretenden el pan nuestro de cada día, una casa
nueva en alguna zona residencial, las mejores escuelas para
sus hijos, los autos último modelo y se dejan seducir por
el glamur del poder, como lo hacen la mayoría de los
hombres, hay otros pactos que sí son verdaderos, como el
que han emprendido mujeres de todo el país que este día 4
de febrero se reunirán frente al Palacio Legislativo
federal para exigir el derecho a una maternidad libre y
voluntaria.
No faltarán las
rémoras, algunas de esas organizaciones que supuestamente
defienden los derechos de las mujeres y que son dirigidas
por funcionarias estatales como sucede en Oaxaca, pero como
hemos constado, en poco tiempo se mostrarán tal y como son
en verdad.
Por lo pronto, el
Pacto por la vida, la libertad y los derechos de las
mujeres, este que sí es un pacto, exigirá que “no se
acepte ni se discuta la iniciativa de reformar la
Constitución Política Mexicana para proteger la vida desde
el momento de la concepción, que se encuentra en la
Comisión de Puntos Constitucionales en la Cámara de
Diputados”.
Este verdadero
pacto se formó apenas en diciembre pasado y está integrado
por unas 90 organizaciones de mujeres y feministas de todo
el país y fue creado en respuesta a las reformas
constitucionales en 18 estados, entre ellos Oaxaca decíamos
gracias a la iniciativa de la diputad panista Perla
Woolrich, quien encontró entre priistas el espacio para
hacer posible la obediencia real a la jerarquía católica y
a la derecha para arrebatar a las mujeres mexicanas sus
derechos, violentando el Estado laico y criminalizando a las
mujeres que interrumpen su embarazo muchas veces de forma
imprudencial, incluso encarcelándolas como sucede en
Guanajuato.
Valdría la pena
que las mujeres aprendieran a hacer la diferencia entre
feminismo y mujerismo y entendieran que no es lo mismo
bacín que jarro aunque sean del mismo barro, porque
seguiremos viviendo la misma jerarquía patriarcal pero con
faldas, pues la conciencia de género es otra
cosa.

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