EN BAJA CALIFORNIA AUMENTAN LAS EJECUCIONES

Por José Luis Pérez Canchola
TIJUANA B.C.-Durante los cuatro años de la guerra contra el crimen organizado, en Baja California se han documentado por parte de la federación un total de 2,131 ejecuciones, incluyendo la primera quincena de febrero. Solamente en el 2010 el total de ejecuciones en nuestra entidad fueron 540 de acuerdo con la SSP, es decir 12 asesinatos por semana.
Tijuana ocupa el primer lugar con 1,670 homicidios en dicho lapso de tiempo, le sigue Mexicali con 130, Rosarito con 100, Ensenada 67 y Tecate con 52 homicidios. Sobra decir que entre el 40 y el 50 por ciento de los ejecutados son menores de 30 años. Son jóvenes que decidieron unirse a las pandillas criminales como su mejor opción.
Apenas empieza el 2011 y en Baja California ya se han documentado 150 ejecuciones, cifra superior a la registrada en el mismo periodo del año anterior.
Según datos oficiales, el total nacional de ejecuciones entre enero de 2007 y diciembre de 2010, fue de 34,550, sin embargo la violencia criminal no está disminuyendo de manera sustancial. Con este balance el gobierno debería reconocer el fracaso de su estrategia y detener la masacre de policías, militares, delincuentes y de gente inocente incluyendo niños y adolescentes.
Parece que la actual clase gobernante prefiere adoptar acciones transitorias con propósitos propagandísticos, antes que comprometerse en el diseño de estrategias permanentes que estén por encima de partidos y de gobiernos, es decir, se requiere de una verdadera política de Estado que garantice las mejores condiciones de paz y seguridad con el propósito de que la siguiente generación de mexicanos pueda invertir su mayor esfuerzo en el desarrollo económico, comercial, educativo y cultural.
Mientras todo se mantenga igual, seguirán apareciendo semana con semana, los cuerpos acribillados, mutilados, degollados, principalmente de jóvenes que fueron abandonados sin posibilidades de construir un proyecto de vida. No olvidemos que la muerte de cada uno de estos jóvenes, por las razones que sea, demuestra el fracaso del gobierno y de la sociedad.