¿Estábamos mejor, cuando estábamos peor? Jaime Martínez Veloz - TIJUANA NOTICIAS

lunes, 1 de febrero de 2010

¿Estábamos mejor, cuando estábamos peor? Jaime Martínez Veloz


Por Jaime Martínez Veloz
Las dos últimas elecciones presidenciales en México, se desarrollaron en medio de esquema propagandístico falaz, pero efectista en términos publicitarios y resultados que acompañados de una operación electoral soportada en recursos financieros legales e ilegales, permitieron el ascenso al poder del Partido Acción Nacional. Los resultados están a la vista, el desastre nacional es inocultable.
En el año 2000, sobre la divisa de que lo importante era “echar al PRI de los Pinos, por los setenta años de corrupción y mentiras” se fortaleció la tesis del “voto útil” y de la necesidad de votar por cualquiera, no importando quien fuera, ni los proyectos que tuviera, con tal de que el PRI perdiera la hegemonía. La propuesta del voto útil partía de una serie de ideas que parecían razonables.
La primera era que el principal problema del país era el PRI y, por lo tanto, había que echarlo del poder. La segunda, encadenada a la anterior, daba por descontado que, una vez en la Presidencia, el PAN podría, sin duda, resolver los graves problemas que nos aquejaban.
Así llegó Fox, que junto a sus “head-hunters” se constituyeron en una decepción, para aquellos que pensaban sinceramente en la alternancia y el cambio democrático. La solemnidad chocante que caracterizaba los ritos del priismo, se sustituyó por la chabacanería rupestre que caracterizó la presidencia de Fox. Punto y aparte se anotan los dislates en materia de política interna y externa.
El poder cambió de manos y de partido, pero las mañas y corruptelas que tanto criticaban, no solo las continuaron, sino que las hicieron con mayor cinismo y desfachatez. Sobre la base del hartazgo en contra de los políticos, la “ciudadana” Martita, le demostró a propios y extraños, que los del PRI, eran unos niños de pecho, en eso de las componendas y los negocios familiares al amparo del poder.
En el 2006, después de haber fracasado por todas las vías, para desaforar y excluir de la contienda a Andrés Manuel López Obrador, la misma maquinaria propagandística del “voto útil” del 2000, se enderezó en contra de la candidatura de AMLO, sobre la tesis, de que el candidato de la izquierda mexicana “era un peligro para México”. Boletines, pasquines y todo lo que se pudiera para descalificar a López Obrador, se utilizó en forma vulgar y sin pudor alguno, para desacreditarlo.
Los resultados del actual gobierno, demuestran que el verdadero peligro para México, no era López Obrador, sino la incompetencia, el cortoplacismo y la incapacidad para orientar el rumbo de la nación. Salvo contadas excepciones, el gabinete del Gobierno Federal, se caracteriza por su mediocridad y el atrevimiento a medidas temerarias producto de su ignorancia y el complejo de culpa, que le causan las dudas sobre la legitimidad con la que preservaron la Presidencia de la República. La llamada “guerra contra el narcotráfico” ha convertido al país en un infierno y el escalamiento de la violencia alcanza ya niveles incontrolables.
Rumbo al 2012, ya se perfila la nueva tesis, donde los mismos que estuvieron detrás de la tesis de que “AMLO era un peligro para México”, intentan perfilar todas sus baterías, para construir el nuevo “leiv motiv” de la próxima contienda presidencial “impedir el regreso del presidencialismo y los caciques del PRI” y para ello, los dirigentes del PAN y del PRD, sin decirnos a donde vamos a llegar, nos piden que nos unamos sin discusión alguna en contra del “regreso del autoritarismo del PRI".
La política de alianzas, es una constante en todas las democracias del mundo, estas se producen, por tiempos, proyectos determinados y una agenda acordada de antemano. No creo que sea una actitud democrática descalificarlas. Es un recurso que es necesario verlo con naturalidad y asumirlo como tal, en función de las condiciones de cada estado, que deben ser las que determinen el tipo de alianzas y los proyectos que en común se asuman.
Por ello el planteamiento de las alianzas expresado por las dirigencias del PAN y del PRD, en el sentido de que las realizaran exclusivamente entre esos partidos, con el propósito de terminar los cacicazgos del PRI o para detenerlo en su carrera rumbo al 2012, expresa en el mejor de los casos una visión reduccionista de la compleja realidad mexicana, sobre todo cuando están documentados muchos casos de cacicazgos que han emigrado al PRD y en otros, se han creado al amparo del poder, donde ningún partido está exento de estas prácticas tan criticadas, pero tan socorridas.
¿El PRI de Beatriz Paredes es más oligárquico que el PRI al que perteneció Camacho Solís? ¿Todos los priistas son iguales? Y si son iguales ¿Por qué se insiste en incorporarlos como candidatos de las nuevas alianzas? Estas y muchas preguntas más, son a las que se enfrentaran, los hoy entusiastas promotores de una estrategia cuyo puerto de llegada es incierto.
En este debate, la respuesta del PRI ha sido inconsistente, expresa sus limitaciones para el debate a campo abierto, sabe que le pegaron donde le duele. Sus logros, sin demerito de sus capacidades, se deben en gran medida a los errores gubernamentales y la incapacidad de sus adversarios, lo cual no basta para suponer, que su regreso a la Presidencia de la República, se encuentra en automático.
EL PRI tiene la necesidad de hacer un corte de caja y reflexionar con sinceridad, sobre los errores que ha tenido la conducción del país y las responsabilidades que como organización tiene ante una sociedad compleja y madura, evaluando su oferta política y preguntarse seriamente qué ofrece al país como opción partidaria.

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